Aprovechando la ocasión de la noche cultural de Dublín (Culture Night), la cual pasa una sola vez al año, donde todos los museos, galerías, casas históricas, carpas y un sin fin de cosas están abiertas al público por aproximadamente 5 horas en la tarde/noche “todo gratis”. Es una locura cultural. Me anoté para difundir las maravillas de mi país.
Este año tengo la oportunidad de estar en una gran carpa llamada “World Library”, la biblioteca mundial. Donde los que quieran visitar, tendrán 10 minutos para pasearse en el país que quieran (Venezuela, Alemania, Japón, Corea del Sur, Rusia, Turquía, Brasil, Italia)… Y obvio que yo estaré dando lo mejor de mi Venezuela, un país mágico, lleno de hermosos paisajes, naturaleza, Récord Guinness y películas.
Buscando información interesante para compartir se me ha despertado una nostalgia por el país donde crecí y al que amo con todo mi ser.
Me he dado cuenta que conozco mucho del mundo y me falta pasearme más por mi tierra. Sin embargo, me deleito al hablar de las cosas buenas de mi país. Con orgullo del grande!
Así viva lejos, el sentimiento de pertenencia sigue siendo el mismo y la melancolía es aún mayor.
Si estás en tu país, no dejes de conocer los pequeños pueblos, las familias que brindan acogida y probar los sabores de cada región. Nunca sabes si mañana será tarde para pasearte por las bellezas de la tierra que te parió.
Venezolana hasta la muerte, sin más ni menos. Mi país tiene algo que no tiene ningún otro en el mundo, selvas, desiertos, mar y nieve. Qué más se puede pedir?
Tengo fe en que la historia nos dará un punto a favor y la pesadilla quedará en un pasado lejano y podremos contar a los nietos de las cosas no tan buenas vividas por el pueblo. De los que tuvimos que partir buscando un mejor futuro y que algún día regresaremos a devolver la vida que fue arrebatada por avaros.
Así este cruzando el océano, quiero que mis restos reposen en Venezuela, el país mágico de donde soy.
Viajando entre líneas 